TEMA NUEVO 2014


web stats

viernes, 17 de julio de 2015

Mística Parte I


De ese ejercicio del leer para revisar,  fomentar y rectificar sobre lo aprendido en el servicio, de la Sección Escritores militares libros atesorados por la Biblioteca Manuela Sáenz tome un escrito para  fomentar la lectura filosófica y reflexiva en aquellos que integramos este Ejercito Libertador civiles y militares hijos de un solo suelo   llamado República Bolivariana de Venezuela.      


Mística 

NUESTRA VERDADERA FORTALEZA.


Exegesis:

Escribo este artículo con el firme propósito de lograr una toma de conciencia en torno a la mística del Ejército. Su interpretación nos dirá que los problemas que no resolvamos ahora, son pesados fardos y lastres inmerecidos que estamos colocando en los hombros de nuestros hijos, encuadrados en las generaciones futuras…   

Tcnel. J.Perez Arcay.


La mística, según la ha definido la enciclopedia SALVAT es la parte de la Teología Mística que trata de la vida espiritual y contemplativa, y del conocimiento y dirección de los espíritus.
Siendo una expresión de la Teología Mística lo es del conocimiento de Dios, suprarracional(sic) y por experiencia, por lo tanto por intuición. La mística forma parte de la Teología Moral y comunica estrechamente con la Teología Ascética; tiene por objeto las relaciones sobre naturales del alma con Dios y trata de los hechos más extraordinarios de la espiritualidad. 
Por otra parte, el diccionario Militar expresa que… Inspirándose sin duda en el sentido figurado de Mística, cual hegemonía del espíritu en la carrera de las armas y en el servicio a la patria, el Decálogo del soldado argentino incluye con tal lema el VIII de sus preceptos, que aclara así:
“Sed soldados y únicamente soldados de la patria, convencidos de que en la Comunidad social, vuestra misión militar es síntesis eminente de los ideales más puros, de las aspiraciones más legítimas y de la vocación más auténtica y persuadidos de que nada ni nadie extinguirá la pasión ardiente de la Mística Profesional”.
En nuestra patria la mística profesional ha desbordado tanto el patrón llamado a contenerla, que desarrollando el sentimiento profundo, la exaltación de los ideales y la sublime consagración del soldado venezolano a la causa de la libertad y de la gloria lo ha llevado a hacer la Historia de la América.
Por ello es lógico colegir que “quien ha sido, nunca dejara de ser”: el soldado venezolano en virtud de su mística ha sido siempre eminentemente capaz y valiente: otrora tramonto los Andes y liberto el Perú, “humillando al León de Castilla desde el Orinoco hasta el Potosí”; ahora, cuando de nuevo ilusas mentes y la bota insolente del enemigo extranjero ha tratado de “profanar el sagrado suelo de la patria”, siente la necesidad de intensificar la magia de su mística gloriosa y ha pensado en ponerse.-bajo el sobrecogimiento de su pueblo que lo quiere y lo admira con fervor- el uniforme de guerra que llevó guardado tanto tiempo.
Esta poderosa espiritualidad es la consecuencia afortunada de que Dios no ha  querido nunca que el precio de ninguna coyuntura histórica vivida por el país, haya sido la declinación de la mística, que en el pasado iluminara los caminos del Ejército Libertador y que ahora ha hecho posible mantener sobre sus actuales hombros, el peso de esa inmensa responsabilidad histórica, de saberse depositario de tan hermosa y gloriosa tradición. 
De allí que los soldados están unidos por ella y bajo el principio de autoridad, cuyo postulado debe ser considerado como verdad absoluta para no caer en anarquía, desorden y confusión cuyas consecuencias impredecibles serían la apoteosis del martirio de la Patria.
Es por eso que en cada Comando, por bajo que sea su nivel, ha sido posible comprender que hay más sabiduría en el pastor que no deja mi permite perder su rebaño, que en aquel cuya visión ha sido afectada por espejismos de caminos ajenos: que el primero lo entregara unido y el segundo descarriado.
Es por ello que también, que nuestro soldado de todos los tiempos ha sentido la necesidad de querer y quiere tanto a su institución, que le ha ofrecido su vida con toda integridad y consagración, cada vez que se ha hecho necesario. Esta aseveración en punto a mística es casi un dogma  y es indudable que – parafraseando a Don Germán de Arciniegas-, cada soldado es un pedazo de la institución, que camina; que siente los problemas de sus compañeros como suyos propios. Aquí, su identificación es tan plena, que le cabe decir: “la institución soy yo”.
De modo, pues, que siendo la mística un sentimiento positivo, sin ella no se puede concebir unidad en ninguna organización y para conservarla, es preciso reaccionar ante las causas o efectos que traduzcan negación del espíritu que la origina.
Bajo esta filosofía se observa a la mística como el poder mental que ha mantenido la razón de ser, el sentido de la institución, el sujeto y el objeto, y su esencia, el lazo de la unión de los hombres que la conforman. Mística es entonces, como sentimiento puro, sentir el mal causado y condicionar la voluntad de ir a  su tácito origen para combatirlo y destruirlo.  
Mística es el origen de la función de grupos, no de la acción en función propia; lo primero es sublime desprendimiento; lo segundo, debilidad o egoísmo: ambas cosas son consignadas por la historia.
Mística es ser fiel a un ideal noble, clarificando las cosas de interés para el grupo.
Mística es “barrer cada quien la puerta de su casa para que la  ciudad esté más limpia”.

Mística es trabajar desinteresadamente para su institución y vivir profundamente agradecido y orgulloso para con ella porque en los casos aparentemente olvidados día vendrá en que ella misma le haga justicia: “De las cosas buenas o malas que se hagan, se recogerán beneficios o perjuicios, respectivamente” había adelantado Bolívar.

 Mística es, no dejar perecer las buenas tradiciones y endurecer el alma y el hombro para soportar su peso, y luchar hasta el último hombre, porque en ello esta su razón de ser, su fuerza y su sino.

Mística no es ni será nunca la indiferencia matricida - el calificativo es insustituible-, para con la institución que lo ampara y lo protege; ni la acción planificada o no que agreda su estructura, cuya formación es el tesoro conquistado con lágrimas, sudor y sangre, a través de tanto tiempo…


tomado de: Soldado presente. Pág. 72.73
caro recopilacion 2015 julio


No hay comentarios: