TEMA NUEVO 2014


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domingo, 27 de julio de 2014

ENCUENTRO DE DOS ESPADAS DEL ALFARERO DE REPÚBLICAS



Desde “Caracas, Venezuela, Cuna del Libertador....” eran las palabras transmitidas por las ondas hertzianas, que la Cámara de Radio y Televisión desde 1954 acordaba difundir antes de iniciar sus emisiones diarias, por tal motivo, decido comenzar el post con esta importante frase, dedicada al natalicio del Libertador Simón Bolívar.



En la ciudad Mariana de Caracas, en 30 de julio de 1783 años, el Doctor Don Juan Félix Jerez y Aristeguieta, presbítero, con licencia que yo el infrascrito Teniente Cura de esta Santa Iglesia Catedral le concedí, bautizó, puso óleo y crisma y dio bendiciones a Simón José Antonio de la Santísima Trinidad, párvulo, que nació el veinte y cuatro del corriente, hijo legítimo de Don Juan Vicente de Bolívar y de Doña María de la Concepción Palacios y Sojo, naturales y vecinos de esta ciudad. Fue su padrino Don Feliciano Palacios y Sojo, a quien se advirtió el parentesco espiritual y obligación; y para que conste lo firmo. Fecha ut supra.”



Esta fiel transcripción es la que considera la historiografía oficial como el Acta de Bautismo de nuestro Libertador Simón Bolívar; y es de aquí que se toma la fecha de nacimiento, nombre completo y el lugar donde nació, que por cierto actualmente es punto controvertido, mas no discutido, según mi parecer.



Cnel.Serapio Romero y Prof. Carlos Toro 



A propósito de esta celebración, tuve la oportunidad trascendente de asistir a la Sesión Solemne de la Sociedad Bolivariana de Venezuela (cuyo nombre germinal fue Sociedad Boliviana de Caracas), con motivo del 231 años del natalicio de Simón José Antonio de la Santísima Trinidad, el Padre de la Patria. Aproveché para saludar, encontrarme e intercambiar ideas con aquellos que por su experiencia acumulada en la causa bolivariana aún les duele en el hígado los ataques al ideario bolivariano y su divulgación, por demás pude revisar y pasearme por los libros en la Biblioteca de la SBV que por cierto contó con eminentes bibliotecarios de la talla de Rómulo Gallegos entre marzo y julio de 1936 y Federico Quirós Rodríguez eminente educador yaracuyano quien la organizó en 1937, sólo por citar algunos, en la actualidad, el guerrero cultural encargado de este recinto es el Dr. Carlos Rodríguez.



La programación se dio según lo pautado, una celebración por demás sentida, dejo el discurso central grabado al final del post, palabras realizadas que a mi criterio se resume en estas frases: “ ...hay que ser grandes, gigantes como Bolívar nosotros somos hijos de él y estamos obligados a ser grandes como él...este acto es un acto para el pueblo y que el pueblo no pueda llegar preocupa ....al escudriñar la vida de Bolívar nos quedamos pequeños ante su inmensidad... Bolívar nunca sera jamás reemplazado en la historia...su gloria siempre estuvo en en ser grande y en ser útil...no nos alejemos del propósito sembrado por el luchador de la libertad, del moldeador de nuestra ciudadanía ... la hora ha llegado para el verdadero bolivarianismo es preciso darle vida al código de ética como ciudadanos rectos y de buena voluntad... salvemos las bibliotecas y esta digna institución... somos bolivarianos acciones no palabras.”



Ya al finalizar la sesión solemne, pude ser testigo, justo en el día del natalicio del Sol del mediodía, con el astro solar en su punto más alto, aunque sea por un segundo, coincidieron dos de las réplicas de los filos de la espada bolivariana; este objeto mítico, símbolo de lucha, tanto para tirios como para troyanos, en espacio y tiempo se abrazaron un instante, por cierto, en el libro de las Memorias del General O’Leary, en documento fechado en Lima, Perú, tres (03) de octubre de
1825 se le hace una descripción: “Una espada de oro del largo de una vara y siete pulgadas, guarnecida de brillantes, marcada con las letras S.B. Tres brillantes grandes y cuarenta y dos sobrepuestos, entre los cuales va un brillante grande. Un cinturón bordado de oro en paño grana con 8 hebillas de oro. Va en una caja de madera nueva forrada en seda con su respectivo almohadón. [...]; dos de estas espadas fueron entregadas a Simón Bolívar y al Mariscal Antonio José de Sucre con uniformes respectivos.

Logia Estrella Bolívar Nº 118 en la SBV

Razón le doy a Aníbal Laidera Villalobos cuando en su libro intitulado “Somos una copia del pasado”, hace énfasis sobre la “....gravedad de continuar ignorando lo reiteradamente sucedido a lo largo de los tiempos, so pena de repetir los mismos equívocos, innegable causa de las miserias de todo tipo que hoy agobian a la humanidad”. Ya en su página 129 del libro antes mencionado, leemos “... en términos de segundos, cambia la trayectoria de la humanidad, es decir de la sociedad y en consecuencia la persona humana porque somos gregarios y lo que afecta a uno afecta a todos...” lo afirmo porque he vivido
Cadetes de la AMBV en la Casa Natal del Libertador
ese instante directriz donde casi como mensaje paradójico constaté el refrán de la guerra “mientras las armas hablan las leyes callan” paremia que reseña Juan José Álvarez Díaz que significa “el instante que calló la razón para darle paso a la sinrazón de la guerra”. Y de nuevo Villalobos desde su tesis “Somos una copia del pasado”, me hizo acordar que para consolidarse las aspiraciones del bien común, han de considerarse los “... factores del cambio social, son: acto de nacer, vivienda, trabajo, salud, educación, ética y recreación, siete pilares de una auténtica revolución”.



Se que me cuesta afirmar que somos una copia del pasado, tal cual lo afirma Anibal Laidera Villalobos pero no me queda más que redactar esta entrada con la advertencia insoslayable de mantener firme la conciencia histórica del deber porque ...los dictadores históricamente saben que el miedo y el estómago hacen sumisos a los rebeldes...



Este episodio que el 24 de julio de 2014, estoy reseñando, no es más que la confirmación de que hay un pasado que reclama al hombre de mayor protagonismo, conciencia histórica, ese hombre que en 1898 Jorge Plejanov (marxista ruso) en su libro El papel del individuo en la historia reseña "Los individuos pueden influir en los destinos de la sociedad. A veces, su influencia llega a ser muy considerable, pero tanto la posibilidad misma de esta influencia como sus proporciones son determinadas por la organización de la sociedad, por la correlación de las fuerzas que en ella actúan. El carácter del individuo constituye un ‘factor' del desarrollo social sólo allí, sólo entonces y exclusivamente en el grado en que lo permiten las relaciones sociales". Hay un bien común, una patria y unos hombres que nos debemos a ella, las réplicas de la espada del sol del mediodía fueron puestas en rutas diferentes como, dos paradigmas que aun no se enfrentan y los que en ellos militan saben que hay un sentido libertario en ello.



Gral.Rafael Urdaneta fundador de la SBV, 1842
Hay de aquel que subestime al venezolano diciendo que tiene una mixtura ideológica porque se encontrará no sólo con la pléyade de hombres de nuestra historia patria como argumento y acción sino con la cimitarra del General Rafael Urdaneta para defender la soberanía y los valores consagrados en la carta magna, que no somos perfectos, eso hay que reconocerlo, el hombre perfecto no existe, pero si se encamina bajo los ideales nobles, de seguro su obra estará impregnada de hidalguía, conocimiento e inteligencia positiva, dándole el triunfo que Víctor Maldonado Michelena propone en sus Triángulos Trascendentes.

 

 

 

CÉSAR A. RAMOS O.
BIBLIOTECARIO

viernes, 11 de julio de 2014

Apuntes sobre bibliotecarios célebres.

Todo hombre forma parte de un conglomerado social y bajo la labor de su oficio se va transformando y conociendo su arte, que tarde o temprano la transforma en ciencia y como toda ciencia puede se un arma, para hacer el bien a la humanidad o un gran daño a la civilización; este entrada va destinada a compartir datos biográficos de aquellos  hombres y mujeres que en el transcurso de su trayectoria de vida han sido bibliotecarios; quisiera tenerlos inventariados a todos, pero por ahora sólo conseguí en esta noche de viernes, después de haber cumplido mi rol de estudiante, algunos de los bibliotecarios más célebres de vida nacional y mundial, prometo profundizar sus vidas a futuro porque ser parte de un gremio y desconocer a sus forjadores, sería como vivir de un falso orgullo en una ignorancia eterna. Además dedico este post a esos hombres y mujeres que de manera silente, hacen su trabajo en condiciones de sacrificio sólo por la pasión a los libros y documentos.
Comencemos por la etimología de la palabra Bibliotecario, que la Real Academia Española de la Lengua define como la “Persona que tiene a su cargo el cuidado, ordenación y servicio de una biblioteca (antiguamente conocidas como librerías)”; el bibliotecario es un profesional de la biblioteca o Centro de Investigación, que desarrolla procedimientos para organizar la información y ofrecer servicios para ayudar e instruir a las personas de una forma más eficiente para identificar y acceder a la información que requieran, en sus diversos formatos (libro, revista, artículo, disco compacto o cd, entre otros). Su misión se ha transformado con el tiempo, dejando a un lado el ser custodio de las colecciones de libros para convertirse en el mejor apoyo que tiene el usuario que necesita alguna  información para su trabajo investigativo.
Tiene tareas muy específicas, que podemos resumir en  catalogación y clasificación de libros, adquisición de nuevos materiales, descartar material obsoleto, implementación de políticas o normas de funcionamiento y suscripción a revistas impresas o electrónicas de investigación.
Los más célebres políticos y escritores venezolanos han sido bibliotecarios, entre los que destacan:

Eduardo Blanco (1838 - 1912). Militar, escritor y político caraqueño. En su juventud fue Edecán de José Antonio Páez, el Centauro de los Llanos y tres veces Presidente de Venezuela. Blanco es el autor de la novela histórica más leída y divulgada por su gran contenido épico-patriota, Venezuela Heroica (1881) y Zárate (1882),entre otras.

Felipe Tejera (1846- 1924). Escritor, crítico literario, biógrafo, ensayista y poeta caraqueño. Autor de Triunfar con la Patria, Manual de Historia de Venezuela para el uso de las escuelas y colegios (1895), Hombres célebres de Venezuela en las letras, ciencias y artes (1881) y la Boliviada (1883) poema épico de 12 cantos, por así resaltar parte de su prolífica obra intelectual.

Pedro Emilio Coll (1872 – 1947). Periodista, escritor y ensayista caraqueño. Fue uno de los fundadores de la Revista Cosmópolis (1894 – 1895); para 1915, en su estadía en París (Francia) se vinculó con Vladimir Lenin. Autor de: El diente roto (1890) y el Castillo de Elsinor (1890) y muchas otras obras. Amigo personal de  Miguel de Unamuno, Benito Pérez Galdós, Ramón María del Valle Inclán. En 1941 fue designado Bibliotecario de la Academia Nacional de la Historia, cargo que ocupó hasta su partida física.

Eloy Guillermo González (1873 – 1950). Escritor, ingeniero, periodista, docente, historiador y político cojedeño. Fue Secretario General de la Presidencia (1899), docente en la Universidad Central de Venezuela desde 1905; autor de Historia de Venezuela, en tres tomos. Individuo de Número de la Academia Nacional de la Historia (1909).

Vicente Dávila (1874 – 1949). Historiador, Dr. En Ciencias Médicas (1905), Director del Archivo Nacional. Su biblioteca personal fue saqueada e incendiada a raíz de los sucesos del 18 de octubre de 1945, cuando derrocaron al Presidente Isaías Medina Angarita. Autor de: Próceres merideños (1918), Próceres trujillanos (1921), entre otros.

Santiago Key Ayala (1874 – 1959). Ensayista e historiador caraqueño. Funcionario del Ministerio de Relaciones Exteriores. Ingresó a la Academia Nacional de la Historia en 1916. Autor de: Vida ejemplar de Simón Bolívar (1942), por reseñar una de sus tantos productos intelectuales.

Mario Briceño Perozo (1917 – 1995). Abogado y docente trujillano. Dictó en la universidad la cátedra de Archivos históricos en las escuelas de Archivología y Bibliotecología en la Universidad Central de Venezuela.

Ermila Troconis de Veracoechea (1924 -  ). Dra. En Historia de la Universidad Central de Venezuela y docente nacida en Suiza. Pionera en el papel de la mujer en la historia venezolana, del estudio de la iglesia colonial, las cárceles y las instituciones públicas. Bibliotecaria y Archivista de la Academia Nacional de la Historia (1991 – 1999). Algunas de sus obras son: Las Obras Pías en la Iglesia Colonial Venezolana (1971); Indias, esclavas, mantuanas y primeras damas (1990).

Hasta aquí los que he conseguido en mi patria; pero los más reconocidos a nivel mundial, que pude rastrear y que ocuparon parte de su existencia desarrollándose como  bibliotecarios fueron:

Benjamin Franklin (1706-1790). Estadista norteamericano, científico, inventor, filósofo, músico, periodista, impresor y bibliotecario.

Johann Wolfgang von Goethe (1749-1832). Novelista, dramaturgo, poeta, humanista, científico, filósofo, bibliotecario y ministro alemán. Autor de Faust: der Tragödie erster Teil (Fausto: Primera parte de la tragedia) y Faust: der Tragödie zweiter Teil, (segunda parte), publicadas entre 1806 - 1808. Considerada como una de las mejores obras literarias universales.

Nadezhda Krupskaya (1869-1939). Esposa del revolucionario Vladimir Ilich Ulianov, Lenin. Comunista rusa. que  propulsó la creación del sistema educativo soviético y pionera del desarrollo de las bibliotecas rusas.

Mao Zedong, Mao Tse-Tung (1893-1976). Máximo dirigente del Partido Comunista de China (PCCh). El que planteó que la clase campesina fuese el motor de la revolución. Marxista-Leninista, con los matices propios de su sociedad. Hizo labor de bibliotecario ayudante en la Universidad de Pekín.

Jorge Luis Borges (1899-1986). Escritor argentino. Autor de cuentos, poesía y ensayos.  Entre sus intereses intelectuales hallamos la mitología, la teología, la matemática y la  filosofía. Autor de la frase de hidalgía “uno llega a ser grande por lo que lee y no por lo que escribe”.
 
Stephen King (1947- ). Escritor estadounidense. Autor de novelas de género fantástico, en especial de terror. Sus novelas han sido llevadas al cine, entre ellas destacan: Carrie (1974), Cujo (1981), Revival (Renacimiento) (2014):  relato sobre un joven descarriado y un reverendo renegado de su fe que se vuelven a encontrar después de cincuenta años para sellar un pacto que "ni el diablo podría imaginar”. Este renombrado bibliotecario trabajó en la Biblioteca de la Universidad de Maine, en 1969 y aún ejercita el arte civilizatorio en sus novelas.

Hilda Guevara (1956-1995).  La hija mayor de Ernesto "Ché" Guevara. Fue bibliotecaria de la Casa de las Américas en La Habana (Cuba). Quien de la pluma de su padre recibió el mensaje: "Crezcan como buenos revolucionarios. Estudien mucho para poder dominar la técnica que permite dominar la naturaleza. Acuérdense que la revolución es lo importante y que cada uno de nosotros, solo, no vale nada. Sobre todo, sean siempre capaces de sentir en lo más hondo cualquier injusticia cometida contra cualquiera en cualquier parte del mundo. Es la cualidad más linda de un revolucionario".
El bibliotecario, es el conocedor de grandes obras literarias, organizador, clasificador de las mismas y custodio de ese mundo llamado Biblioteca, que el Libertador argentino José de San Martín, por reseñar una anécdota relacionada con ese recinto de potencial cultural, en ocasión de haber triunfado en la Batalla de Chacabuco, la capital Nacional del maíz, el 12 de febrero de 1817,  destinó los 10.000 pesos que el Cabildo de Santiago de Chile le había entregado por la victoria, para la creación de una Biblioteca en esa ciudad, afirmando que “La biblioteca destinada a la educación universal, es más poderosa que nuestros ejércitos”.

César A. Ramos ..
Bibliotecario