TEMA NUEVO 2014


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martes, 27 de enero de 2015

MONUMENTO A LOS CAÍDOS EN EL CUMPLIMIENTO DEL DEBER MILITAR. 1986


 

La importancia de la palabra escrita radica en que esta trasciende y se eterniza y si un buen lector es quien la descubre, esta puede ayudar a reconstruir los hechos pasados con la fuerza de la conciencia, por eso se valora tanto el discurso escrito, con todo y los avances que existen actualmente. Mi doble convicción de Bibliotecario y Archivista me obliga a afirmar que si no está escrito e impreso eso que queremos comunicar al mundo, no trasciende y nos hacemos parte de los hostiles de la preservación de la memoria venezolana. La redacción de esta entrada esta hecha para dar importancia a la palabra escrita en la Historia Militar, de la Sección de Discursos Históricos que existe en la Biblioteca Doña Manuela Sáenz del Ejército Bolivariano recopilamos las siguientes:



PALABRAS PRONUNCIADAS POR EL G/B (EJ) RAFAEL T. MEDINA ABARCA, AYUDANTE GENERAL DEL EJÉRCITO, EN OCASIÓN DE INAUGURARSE EL MONUMENTO A LOS CAÍDOS EN EL CUMPLIMIENTO DEL DEBER MILITAR.

FUERTE TIUNA, 20 DE JUNIO DE 1986.


Inmediaciones del bosque José Antonio Páez. los Próceres Caracas

A la sombra de un noble Bucare, árbol que nos recuerda a otros de su misma especie con estirpe en las páginas de nuestra historia, en esta Avenida de los Próceres, campo de Marte de nuestra institución, y teniendo al frente el Patio de Honor donde se unen en conjunción fraterna esos focos de luz, que son la Academia Militar de Venezuela y la Escuela de Formación de Oficiales de las Fuerzas Armadas de Cooperación, templos del saber militar, graneros de los cuadros de mando y escenarios de grandes acontecimientos institucionales, estamos aquí acompañados de oficiales Generales, Superiores y subalternos, Sub-oficiales Profesionales de Carrera, Tropas y Personal Civil, para rendir un acto de justicia a todos los soldados caídos en el cumplimiento del deber, entre los presentes se encuentran familiares de esos insignes ciudadanos a quienes hoy les tributamos merecido homenaje por sus acciones heroicas libradas a través de veinticuatro años en aras de la Soberanía Nacional.

Años cruciales para la humanidad y la paz mundial, la década de 1960, de ese torbellino era difícil esperar que un país mirado por la codicia del extremismo pudiera escapar de la Guerra Subversiva, gracias a ciudadanos como estos, y a la respuesta digna de nuestro pueblo, eso no fue posible.

En aquellos tiempos terminaba una larga dictadura, que había alterado la normal evolución de las instituciones, y una nueva vida democrática empezaba a nacer, parte preciosa de nuestra juventud se deja deslumbrar por la ebullición y la algarabía de una revolución foránea, surgida por causas extrañas a la situación Nacional y conducida por hombres de formación diferente a la del gentilicio venezolano, a un pueblo como el nuestro amante de las causas justas como ha demostrado a través de la historia.

Por la misma razón de haberse interrumpido el desarrollo regular de las instituciones, la juventud, desorientada, inmadura cívicamente, fue presa inocente de ideólogos a su vez llenos de fantasías, quienes al correr del tiempo se han convencido que para alcanzar objetivos de poder deben conquistarlos en buena lid, al amparo de las garantías y derechos ciudadanos y en obediencia incondicional a los dictados de la constitución y las leyes de la República.

Nos duele, como venezolanos, como padres de familia, y como formadores de juventudes, recordar la muerte prematura, inútil y absurda de muchos compatriotas adolescentes llevados a las montañas y a las calles urbanas por las manos del error, recordamos también la irrupción de compañeros de armas que abjurando de su credo venezolanista y de la solemne promesa de defender la Bandera y las instituciones republicanas, hicieron armas contra el Estado de Derecho, pero la vida y la salud de los Oficiales, Sub-oficiales Profesionales de Carrera y soldados caídos en actos de heroica lealtad, al acudir firma y decididamente al llamado de la patria, en aras de la estabilidad y vigencia del régimen elegido por suprema voluntad popular, son vida y salud de nuestro pueblo, son jirones de nuestro propio ser como soldados y sus nombres constituyen nuevos símbolos para los oficiales, suboficiales profesionales de carrera y soldados de hoy.

El monumento ya develado, previsto entre las directrices de exaltación patriótica, insertas en la Guía de Planeamiento del Señor Comandante General del Ejército, General de División José Humberto Vivas, contiene en su lado izquierdo los nombres de los oficiales, Sub-oficiales profesionales de carrera y soldados fallecidos en cumplimiento del deber.

Nótese como fue sustraído el escudo del Ministerio 

En estos días, cuando nos aprestamos a rendir tributo a los héroes que hace 165 años sellaron en Carabobo la libertad de Venezuela y a inaugurar este monumento en memoria de hombres inmolados por una causa justa, hermosa y sublime como es el brillo eterno de la libertad, un hecho abominable y artero viene a enlutar nuestros espíritus, con el zarpazo de bandoleros que cegó la vida juvenil de tres soldados de nuestro Ejército, quienes cumplían el sagrado deber de defender la patria y sus instituciones, mientras se hallaban destacados en un puesto fronterizo del Occidente del país. Los soldado Ramón Muñoz Travieso, Miguel Medina Paredes y Gustavo Mora Rojas, murieron con valor, con dignidad, como sólo mueren los héroes, los que aman a la patria con integridad y honor. El señor General de División Comandante General del Ejército dispuso de manera inmediata, entre otras ofrendas, incluir sus nombres en esta galería, donde están los soldados que cumplen servicio permanente ante el futuro.

A la diestra del Monumento, podemos observar las figuras del Cabo 2º Andrés de Jesús Garcés y Monseñor Luis María Padilla. El primero, un soldado fiel, disciplinado, buen amigo, buscado por todos para hacerse acompañar por él por su nobleza y lealtad hacia superiores, subalternos y compañeros, era un hombre del pueblo venezolano, digno hijo del Estado Falcón, y prestaba servicio militar en el Batallón de Infantería “Manuel Carlos Piar”. Su esperanzada vida juvenil, su gallarda estampa de soldado enérgico y satisfecho de llevar el uniforme y las insignias del Ejército venezolano, quedaron tendidas en la frialdad del pavimento, pero desde el instante mismo de su último aliento, el Cabo 2º Andrés de Jesús Garcés, inició una nueva y excepcional etapa de Servicio Militar, aquella que en alas de un ideal y de un sentimiento arraigado del deber, pasa a través del tiempo y se eterniza ante los sucesivos contingentes y generaciones, como paradigma del soldado, su nombre y su acción heroica, ya pertenecen al acervo espiritual de nuestra institución, como un toque que nos recuerda, al compás de a palabra ductora de Bolívar: “Una muerte gloriosa triunfa sobre el tiempo y prolonga la sublime existencia hasta la más remota posteridad”. ¡Andrés de Jesús Garcés, presente con nosotros!

También presente con nosotros, Monseñor Padilla; un sacerdote ejemplar; abnegado representante del creador en los diferentes momentos de la existencia, en el tiempo para llorar y en el tiempo para reír, según el Libro Sagrado del Eclesiastés, Capellán celoso del cumplimiento del deber, ante el dolor que sufre aquel humilde miembro de las Fuerzas Armadas, por su herida mortal, se acerca a él, lo abraza y trata de retirarlo de la zona de peligro. La dramática escena ocurre en una calle de Puerto Cabello, y un acucioso, oportuno y laureado fotógrafo captó la imagen que recorre al mundo y quedó como testimonio de un malhadado episodio de la Historia Contemporánea de Venezuela. Esta es una lección que merece la reflexión de todos nosotros, llena de múltiples sugerencias, pero he querido detenerme en este instante reverencial solo a enaltecer los valores que cabían en el alma de aquel soldado del Ejército venezolano, como defensor del orden constitucional y de la libertad de nuestra patria y en aquel capellán, fallecido en fecha reciente, que simboliza la fe, el amor, el auxilio espiritual y moral, el espíritu humanitario, el arrojo físico de un hombre que desafía el peligro para llevar sus brazos, su voz de consuelo a un denodado servidor de su país, o como bien lo definiera Monseñor Ramón I. Lizardi, de feliz memoria: “El Capellán, impávido ante la muerte, encarnación del amor universal de Dios, levanta en sus brazos al soldado herido: Compañero en la hora suprema y amigo siempre”.

Es bueno que recordemos, por cierto, que el 10 de julio, el Servicio de Capellanía de las Fuerzas Armadas, estará cumpliendo el cuadragésimo de su creación y Monseñor Padilla fue uno de los primeros sacerdotes en ejercer el sagrado ministerio de Capellán Militar.

Bien están estas dos imágenes de grandeza humana, de mística militar y devoción patriótica, sembradas en el Fuerte Tiuna, a la vera de dos escuelas de formación de oficiales, bajo el fresco follaje de un bucare y ante la mirada del transeúnte, militar o civil, de hoy y del mañana, para que al germinar en las conciencias, florezca un porvenir de glorias nuevas; para que este monumento que hoy inauguramos sirva de símbolo de hermandad y se borre para siempre la posibilidad de que esos enfrentamientos fraticidas se presenten jamás en nuestra querida Venezuela, que se vea en las glorias de Carabobo, Ayacucho, Boyacá y Junín y en actitudes como la de este soldado y este Capellán, ejemplos y asideros para las nuevas campañas que ahora nos corresponde realizar en paz, en libertad, en los viriles y constructivos afanes de un país democrático; al rescoldo de los ideales y esperanzas que sustentaron los padres de la patria para cumplirse al término de la Guerra de Independencia, tal como lo han soñado todos los grandes y bien intencionados hombres que han trabajado por la justicia, el bienestar y la pujanza de nuestra querida nación venezolana.

Señores

miércoles, 21 de enero de 2015

INSIGNIA DE MANDO Y JERARQUÍA




Dedico esta entrada a la memoria de una Investigadora quien con espíritu metódico toma esta tribuna para instruirnos con uno de sus últimos artículos elaborados en el 2009.


INSIGNIA DE MANDO Y JERARQUÍA
por: Lic. Coromoto Silva R.

Desde la antigüedad, en el mundo militar existen una gran variedad de símbolos insignias y distintivos que son utilizadas como señal exterior, para identificar el rango, servicio, mando y autoridad dentro de las filas castrenses.
Uno de estos símbolos, es el “BASTÓN DE MANDO”, cuya definición según la Enciclopedia Universal Ilustrada Espasa- Calpe, Tomo VII Pag 119, es la siguiente:
“ … insignia de mando generalmente de caña de Indias que usan los jefes y algunos oficiales”. Igualmente, se puede definir como “ Distintivo del ejercicio de autoridad superior o símbolo de alta jerarquía del Ejercito consistente en una vara de madera con diversos adornos” 1
De acuerdo a las investigaciones y estudios efectuados por especialistas en el área de investigación histórica y arqueológica, se han encontrado restos de este símbolo, confeccionados en su mayoría con huesos de animales que se pueden calificar como la
Insignia Primitiva de Mando” que utilizó el hombre en los momentos en los momentos aurorales para ordenar o dirigir a un colectivo en particular en caso de paz o de conflictos con otros pueblos. Esta arma primogénita de mando se describe de la manera siguiente: “...de tres cilindros óseos, presentan esos puños de bastón un agujero, pero a veces llevan hasta cuatro perforaciones. En el intervalo que dejan estas se ven a menudo grabados o esculpidos, en relieve muy bajo, representaciones de animales (caballos, bueyes, bisontes, renos, etc.) o escenas de caza” 2
Igualmente, el uso y costumbre del Bastón de Mando, se hizo común en los pueblos de la antigüedad como Grecia, Atenas y Roma, entre otros. En esta última, los Cónsules3 llevaban un Bastón de marfil y los Pretores4 uno con adornos de oro. En Francia, bajo la autoridad de Felipe Augusto se instituyó como símbolo del elevado mando que le confería, y en España, se introduce en 1706, siendo de exclusivo uso de la infantería.
Particularmente a la llegada del conquistador español, los primitivos pueblos que habitaban en el territorio venezolano entre ellos los Caribes, llegaron a utilizar el Bouton, insignia que distinguía al Cacique, y era un arma de uso a dos manos que los castellanos describieron con el calificativo de espada. A la par de ser un Distintivo de mando servía también como arma de combate. Habitualmente eran hechas de palo de guayacán con una longitud aproximada de 1 metro por 12 Cm de ancho. Iniciado el período de la Colonización, nuestro pueblo entra en una etapa de reestructuración en los ámbitos políticos, económico. Y militar basados en el ordenamiento emanado de la corona régimen que se mantuvo durante largos años.
Para esta etapa a la que hacemos referencia, las Fuerzas Armadas de entonces se rigieron a partir de 1768 por las “ORDENANZAS DEL EJÉRCITO; PARA SU RÉGIMEN; DISCIPLINA; SUBORDINACIÓN Y SERVICIO” dado por su majestad Católica el 28 de Octubre del citado año.
En el mencionado Reglamento, correspondiente al Título VII sobre “Distinción de Uniformes para conocimientos de los grados se establece con respecto al porte del Bastón quienes podrán usarlo. En este caso: el Coronel, el Teniente Coronel, y el Sargento Mayor, con excepción de los reformados y graduados.
Para 1810, fue empleado por Capitanes Generales y significaba ante todo autoridad real. Este Bastón de Mando, tiene forma y tamaño especial, y estaba confeccionado de metales finos que simulaban oro y platino, así como también eran ornados con piedras semipreciosas y esmaltes. Proclamada la independencia el 19 de abril del citado año, se elimina posteriormente el grado de Capitán General y con este el uso del bastón, tal como se evidencia en el Reglamento sobre Uniformes, Divisas y Graduaciones del Ejército de la República de Venezuela, dictado por el Libertador Simón Bolívar con el objeto de: “...que el Ejército de la República de Venezuela se distinga de las tropas españolas en el uniforme, divisas, y orden de grados de aquella nación...” En atención al período que nos ocupa, se evidencia un rechazo contrario al uso del Bastón por parte del Libertador, como se aprecia en comunicación dirigida por este al Sr. Francisco de Iturbe despachada desde Caracas el 11 de julio de 1827, donde manifiesta este sentimiento en los siguientes términos: “Recibo con mucho placer un bastón que Ud me da; es la imagen del mando que yo aborrezco, por lo que jamás uso tal insignia.”

A partir de 1830, se dictaron algunos reglamentos en materia de Vestuario, Equipos, Grados y Divisas, pero es hasta 1841 cuando el General José Antonio Páez el 4 de mayo de ese año crea una Guardia Nacional y dicta el 22 el Decreto Reglamentario de la Ley sobre Guardia Nacional, donde e establece en su Título IV el Uniforme y Vestuario de dicho cuerpo: “Los Comandantes en todo acto o función del servicio usarán de espada recta y tahalí...la Guardia Nacional llevará fusil y fornitura, cuando sea destinada a la custodia de cárceles y presidios, persecución de malhechores y prófugos...De resto llevará los individuos que la componen, una vera de madera sólida de treinta y seis pulgadas de longitud y una de diámetro de color de caoba. En esta vara se pintaran las armas de la República a las doce pulgadas del extremo superior.”5
Tal como se puede apreciar en el contenido de la ley, podemos inferir que se retoma el uso del Bastón de Mando en la oficialidad.
A partir de 1863 y finalizada la Guerra Federal, las Fuerzas Armada de entonces reciben la influencia francesa en lo que respeta a uniformes militares y se introducen en este sentido algunas novedades en esta materia, más tarde,con la llegada al poder del General Antonio Guzmán Blanco en su afán de modernizar el país; no escapa de ello el sector militar. En tal sentido, dicta el Código Militar en 1873 donde queda establecido y reglamentado el uso del Bastón de Mando entre la oficialidad en los siguientes términos:
...para el General en Jefe, General de División y General de Brigada Bastón de caña con puño de oro y penacho encarnado, a los Coroneles de caballería e Ingeniería Bastón de caña con pucho plateado y penacho amarillo, para el de infantería Bastón con puño de oro y penacho amarillo”6
Años más tarde, asume el control del país el General Joaquín Crespo y en ese período de mandato, decreta el 31 de diciembre de 1876 un nuevo Reglamento de Uniforme para el Ejército Nacional. En este sentido y de acuerdo al tema que nos ocupa establece lo siguiente:
...Para el Presidente de la República, Ministro de Guerra y Marina y Generales en Jefe de División y de Brigada, Bastón de caña lisa con puño de oro y cordón negro de seda con pasador y dos bellotas. Queda eliminado su uso para oficiales Coroneles.”7
Para 1903, siendo Presidente de la República el General Cipriano Castro, se dicta un nuevo Reglamento de Uniforme y se modifica el uso del Bastón de Mando en los siguientes términos:
...para los Generales en Jefe Bastón con puño de oro y trencilla de oro, igual para los generales de División y de Brigada. Para los Coroneles de Infantería, de manera negra con puño de oro”.8
Con la llegada al poder del General Juan Vicente Gómez (1908-1935), se abre un nuevo capitulo en la historia militar del país. En efecto, en 1910 el Gobierno Nacional marca pauta con la llamada Reforma Militar, que busca la transformación radical de las viejas estructuras para adaptarlas a las nuevas exigencias del momento. En materia de uniforme se introduce la moda prusiana “ uso del casco de pico (pickelhaube), guerra y pantalón azul obscuro, bota de caña recta...” Pero los reglamentos que normalizaban esta materia, no contempla el uso y porte del Bastón situación que se mantuvo en los gobiernos sucesivos de los Generales López Contreras y Medina Angarita.

A partir de 1945 la moda Yanqui se impuso en el mundo militar venezolano y permanece en la decada de los 50 y 60, los reglamentos de la época no hacen mención del Bastón de Mando. El 25 de Mayo de 1978, mediante Orden General N 52-00-00145, el entonces Comandante General del Ejercito, General de División Ernersto Brandt Torrellas, Instituye el BASTON DE MANDO para distinguir a los Generales y como símbolo de alta Jerarquía.
el Bastón de Mando del Oficial General será de una sola Pieza de cuarenta y nueve Cm de largo constituida por un fuste de madera preciosa rematada en un extremo por una empuñadura de metal y en el otro extremo por una empuñadura de metal y en el otro por un regatón de igual material. La empuñadura estará constituida en plata con baño de oro de diez quilates, siendo rematada en extremo por un pomo en el que estará grabado en alto relieve el Sol de Carabobo Bordeado con un anillo decorado en filigrana de color dorado; a lo largo del cuerpo de la empuñadura sera de metal dorado pulido; en uno de sus lados llevara el Escudo Nacional en metal dorado y al otro lado el escudo del Ejercito delimitado en ambos bordes con un decorado de filigrana de color dorado decorado con una secuencia de laureles dorados en altorelieve. El fuste estará construido en madera de carreto dura y resistente, forrado con cuero de napa, color sable que representa la sobriedad y distinción de quien usa tal símbolo.
El color oro cubre todo el metal del bastón simboliza la disciplina, el espíritu de sacrificio, la perseverancia y el valor que junto a un sentimiento de autentico patriotismo representan lo mejor de las virtudes militares en tan ilustre cuerpo.”9

En conclusión el BASTÓN DE MANDO es y ha sido un símbolo de extraordinaria importancia que desde los tiempos milenarios evoca el sentido de honor, la responsabilidad, la justicia y hoy en día identifica la dignidad jerárquica del Generalato.


Lic. Coromoto Silva Rivas. Caracas. 2009.
César R. Bibliotecario Recopilación 20 de Enero 2015

 
1Cabanellas, G. Diccionario militar, Aeronáutico Naval y Terrestre. Tomo 1 p. 510, Buenos aires 1961
2Enciclopedia Universal Espasa-Calpe, T7 p1120
3Cónsul. Magistrado de la República de Roma. Agente diplomático que se encargaba de la protección y defensa de los súbditos del país que representaba y de los de los intereses de esta en el extranjero
4.Pretor. Magistrado que administraba justicia en Roma o que gobernaba una provincia.
5Ministerio de la Defensa. Evolución Histórica del Uniforme Venezolano,p 32
6Ministerio de Guerra y Marina. Código Militar. 1873.
7Ministerio de Guerra y Marina. Código Militar. 1876
8Ministerio de Guerra y Marina. Código Militar. 1903
9Comandancia General del Ejercito. Símbolos del Ejèrcito Venezolano p.24 






@EjercitoFanb entrega mas reciente del bastón de mando-16 ene 2015 -recibe G/D José Adelino Ornelas Cmte.Terrestre de Operaciones

martes, 20 de enero de 2015