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lunes, 6 de junio de 2016

Mario Briceño Iragorry, microsemblanza y revisión de su legado en el siglo XXI.




El 6 de junio de 1958, poco tiempo después de la caída del Gobierno de el General Marcos Pérez Jiménez, murió en Caracas, el abogado, historiador, periodista, político y diplomático trujillano, Mario Briceño Iragorry. Autor de las obras: El Caballo de Ledesma (1951), Lecturas Venezolanas, Tapices de Historia Patria y Mensaje sin Destino (1951) entre otros. Individuo de Número de las Academias de la Historia y de la Lengua. Director del Archivo General de la Nación (1942-43), entre otros cargos relevantes.
Para propiciar la revisión de sus trabajos tenemos que en su ensayo Mensaje sin Destino (1951), analiza el escenario en que se desenvolvía el país durante esa época; planteando lo que él llamó “crisis de pueblo”, donde con un pensamiento patriótico, manifiesta que esta “crisis de pueblo”, es producida por la falta de sentido histórico del pueblo venezolano; la cual empieza por constatar la quiebra de nuestra cultura y señala que nos aqueja en demasía la presunción y por ello encuentra que somos una nación antihistórica, que nos hemos acostumbrado a tener una historia preferentemente bélica, repleta de la “liturgia de la efemérides”. Y el país, Venezuela es en la actualidad privilegio de una clase: de un estrato, preferentemente de origen foráneo; una auténtica crápula financiera usuraria especulativa, carente del más mínimo espíritu de lo nacional venezolano. Además de aclarar y llevarnos a la inferencia de por que el “pan de aguante” hasta hoy nos lo han hecho aparecer como imprescindible gracias a la publicidad y el fan de riqueza imponiendo además el trigo como un buen negocio. (Esta información nos lleva a trascender las efemérides más allá del dato para aprovechar las lecciones aprendidas aun y cuando las ignoremos.)
Este ensayo que data de 1951 y que además refleja la situación por la que había pasado el país, los golpes de estados contra Isaías Medina Angarita (1945) y luego contra Rómulo Gallegos (1948); por lo escrito se infiere que a la luz de la sociedad de los años cincuenta la Junta de Gobierno que asumió el poder luego del golpe contra Gallegos no era lo que el país necesitaba; antes de continuar resaltando episodios de la vida de Briceño Iragorry debemos acotar que era militante del partido Unión Republicana Democrática (URD)y no de Acción Democrática (AD) como se ha hecho ver en cierta historiografía publicada.
Este estudiado y muy citado personaje por sus escritos y su nivel de crítica fue objeto de dura animadversión política una de estas la de vincularlo con opiniones racistas, cabe destacar que en el año 2005 se hizo una quema programada de parte de su extensa Biblioteca personal.
Su desempeño académico como hombre de letras, lo va a llevar a ser egresado de la facultad de derecho de la Universidad de los Andes (ULA); antes de esta etapa en el mundo de las leyes, en 1912, se inscribió en la Academia Militar y curso dos años de carrera donde conoció al futuro Presidente de Venezuela, Medina Angarita, convirtiéndose en su amigo y aceptando cargos políticos durante su gobierno (1941-45).
Para concluir esta breve semblanza y despertar la revisión, estudio y análisis de su prolífica labor en todo el que quiera ser venezolano es digno de mención el ensayo Alegría de la Tierra (1952), de lectura obligada porque aquí señala un dato importante, pertinente con la realidad económica en la cual estamos inmersos producto de una declarada Guerra Económica, parafraseándolo para indicar mejor el punto “sin la yuca, el casabe y el ganado no hubiese sido posible la independencia de Venezuela”; por lo que hoy, si no apoyamos la idea de la siembra sea urbana y los beneficios de la explotacion ganadera, jamás disfrutaremos de las bondades de la yuca, ni de una Independencia agroalimentaria o inventamos o erramos pero ignorar un antecedente histórico ante una crisis es como tener un ojo cerrado y uno abierto sin la posibilidad de expandir un tercero para el porvenir.


Caro

2016

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