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jueves, 29 de noviembre de 2018

Operación Henry Pittier y ecología cultural (apuntes 1961).



El quehacer continuo del trabajo diario, desarrollado tanto en las bibliotecas como los archivos, permite toparse con curiosidades escritas que por su relevancia histórica admiten reseña; generalmente las decisiones en el área militar y sobretodo aquellas que involucran los Estados Mayores Conjuntos son concentradas en documentos llamados Directivas. Si consideramos lo anteriormente expuesto, cabria afirmar que la presente directiva que voy a comentarles fue hallada en los espacios convencionales antes mencionados lo cual no fue así, esta fue encontrada en los espacios de ventas por remate de los libreros ubicados debajo del puente de la Avenida Fuerzas Armadas  en Caracas, posiblemente de alguna biblioteca particular, de algún militar que al no tener preponderancia alguna para él, no pensó que habría que dejar vestigio de las decisiones que han orientado a las instituciones y a los hombres que la integran.

Las directivas para la “Operación Henry Pittier” fue publicada en caracas para 1961 como folleto, por el Ministerio de la Defensa (actual MPPD), su contenido está desarrollado en cuatro capítulos a saber, una Introducción, objetivos, misiones y disposiciones generales.  De la introducción queremos resaltar con fragmentos afirmaciones como:
“...los enemigos más temibles que confronta la nación venezolana son la erosión del suelo y la sequía, factores que han llegado a tal magnitud que se han  convertido en real amenaza de sufrimientos y miserias a la población. Conviene citar la frase que compatriotas angustiados han lanzado a manera de llamados de socorro, según la cual primero podría acabársenos el agua que el petróleo...” 
Continua afirmando con un argumento vivencial así: “....ninguno de nosotros puede dejar de recordar algún riachuelo o quebrada que corriera todo el año por los pueblos o campos que nos vieron crecer y que hoy o ya no existen o son apenas hilos de agua. Es la desolación o la ruina de la agricultura de la cría y de la vida de la nación".

Para darle fundamento a tales directivas  invoca el Ministro de la defensa Antonio Briceño Linares  recomendaciones tanto del personal militar, la Junta Interamericana y de la conferencia de los Ejércitos realizadas en Panamá   y decide fomentar y ampliar dentro de la Institución Armada una acción enérgica para combatir las causas y los efectos del problema de la erosión derivado de la extinción de la riqueza forestal.
El conjunto de todas esas decisiones escritas y acciones a realizar las denomina “OPERACIÓN PITTIER” en honor al geógrafo consagrado artífice de la fito-geografía en Venezuela  Henry Pittier.

Continúa el capítulo dos identificado con números romanos estableciendo objetivos perseguidos de INTENSIFICAR LA PARTICIPACIÓN DE LAS FUERZAS ARMADAS NACIONALES EN LA PROTECCIÓN DE LA FLORA NACIONAL.

Realizando actividades como:

A) Incrementar la ilustración del personal en relación al tema de la protección de los Recursos Naturales renovables.
B) Establecer y desarrollar un VIVERO FORESTAL CENTRAL y tantos viveros en el interior que permitan acantonamiento.
C) Ejecución de Planes de Reforestación Anual.
D)   Intensificar la actividad de prevención, control y extinción de incendios forestales.


De forma resumida las misiones contempladas en el capítulo tres con respecto al personal y  a las orientaciones a recibir se incluye clases y conferencias relacionada con el tema de los recursos naturales renovables y su conservación así como incluir tanto en las revistas como boletines publicaciones sobre el tema. Determina que el Vivero central estará ubicado en la Hacienda Bejarano (vía Cortada del Guayabo, antigua hacienda del General Juan Vicente Gómez y Propiedad Nacional).
Hace mención  de la creación  y establecimiento de viveros forestales con la capacidad de cultivar especies vegetales en cantidad suficiente para su propio suministro y en el de otros organismos  que participen en la “Operación de siembra anual”. Además del deber de cooperar con otros viveros en formación y suministrar especies vegetales a la ciudadanía y colaborar con ella en su cultivo. Con el paréntesis de comprobar efectivamente el destino dado a las especies donadas a fin de evitar que se comercie con ellas.
El final de este capítulo tres hace mención de los planes de reforestación anuales en la cual las comandancias generales dictaran instrucciones pertinentes sobre áreas a reforestar así como la preparación de una “orden de operaciones particular” considerando experiencias y resultados de años anteriores , utilizando flora natural correspondiente a la zona  y una vez que ocurra dicha siembra anual presentar informe contentivo con los siguientes datos: superficie del área sembrada, especies y número de unidades, personal utilizado, costo de operación y observaciones; con la salvedad de remitir el informe a la Comandancia General de la Fuerza que a su vez dará cuenta al Estado Mayor Conjunto del Ministerio de la Defensa .
En la página 11  hace mención de los esfuerzos a realizar por parte de las Fuerzas Armadas  de Cooperación y  Fuerza Aérea Venezolana  así como las de la Comandancias de la Marina y del Ejército, quienes acudirán en apoyo cuando las circunstancias de la misión requieran materia de control y extensión de incendios forestales con respecto a la misión expuesta.


El capítulo cuatro concerniente a las disposiciones generales  establece  que la coordinación y supervisión de la “OPERACIÓN PITTIER” estará a cargo de la Tercera División del Estado Mayor Conjunto así como lo no estipulado en esta directiva será objeto de Ordenes especiales y en el cumplimiento de esta directiva se evitara  incurrir en gastos extraordinarios y los gastos esencialmente necesarios lo cubrirán las Comandancias Generales de La Fuerza para lo cual deberán tomar las correspondientes previsiones presupuestarias.


Hasta aquí lo que corresponde a la descripción de las directivas para la Operación “Henry Pittier” fechada en octubre de 1961. No sin hacer mención que fue impresa en la Oficina Técnica del Ministerio de la Defensa. Con formato de bolsillo y de 13 hojas.

A consideración mi sugerencia de razones históricas y por el tema de patrimonio institucional ningún impreso concerniente a  la institución armada debe ser comercializado, ni reposar en bibliotecas particulares o personales si no en los órganos respectivos, además de sugerir como principios ecológicos de cultura militar Las seis R que nos enseñan a: Revalorizar nuestro patrimonio, reestructurar lo necesario, reducir la pérdida de lo aprendido, reutilizar lo asignado, reciclar sin dañar  y redistribuir repartiendo las nuevas directivas de forma diferente a como se ha hecho o estaba, con la advertencia digital de no comercializarlas salvo las excepciones pertinentes.   Esta entrada fue redactada para acercarnos a relacionarnos con los impresos militares y  a reflexionar sobre la ecología cultural institucional.  La realidad circundante también nos obliga a leer y a leer no solo en los libros.

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