El quehacer continuo del trabajo diario,
desarrollado tanto en las bibliotecas como los archivos, permite toparse con
curiosidades escritas que por su relevancia histórica admiten reseña;
generalmente las decisiones en el área militar y sobretodo aquellas que
involucran los Estados Mayores Conjuntos son concentradas en documentos
llamados Directivas. Si consideramos lo anteriormente expuesto, cabria afirmar
que la presente directiva que voy a comentarles fue hallada en los espacios
convencionales antes mencionados lo cual no fue así, esta fue encontrada en los
espacios de ventas por remate de los libreros ubicados debajo del puente de la
Avenida Fuerzas Armadas en Caracas,
posiblemente de alguna biblioteca particular, de algún militar que al no tener
preponderancia alguna para él, no pensó que habría que dejar vestigio de las
decisiones que han orientado a las instituciones y a los hombres que la
integran.
Las directivas para la “Operación Henry Pittier”
fue publicada en caracas para 1961 como folleto, por el Ministerio de la
Defensa (actual MPPD), su contenido está desarrollado en cuatro capítulos a
saber, una Introducción, objetivos, misiones y disposiciones generales. De la introducción queremos resaltar con
fragmentos afirmaciones como:
“...los enemigos más temibles que confronta la nación
venezolana son la erosión del suelo y la sequía, factores que han llegado a tal
magnitud que se han convertido en real
amenaza de sufrimientos y miserias a la población. Conviene citar la frase que
compatriotas angustiados han lanzado a manera de llamados de socorro, según la
cual primero podría acabársenos el agua que el petróleo...”
Continua afirmando con un argumento vivencial así:
“....ninguno de nosotros puede dejar de recordar algún riachuelo o quebrada que
corriera todo el año por los pueblos o campos que nos vieron crecer y que hoy o
ya no existen o son apenas hilos de agua. Es la desolación o la ruina de la
agricultura de la cría y de la vida de la nación".
Para darle fundamento a tales directivas invoca el Ministro de la defensa Antonio
Briceño Linares recomendaciones tanto
del personal militar, la Junta Interamericana y de la conferencia de los Ejércitos
realizadas en Panamá y decide fomentar
y ampliar dentro de la Institución Armada una acción enérgica para combatir las
causas y los efectos del problema de la erosión derivado de la extinción de la
riqueza forestal.
El conjunto de todas esas decisiones escritas y
acciones a realizar las denomina “OPERACIÓN PITTIER” en honor al geógrafo
consagrado artífice de la fito-geografía en Venezuela Henry Pittier.
Continúa el capítulo
dos identificado con números romanos estableciendo objetivos perseguidos de
INTENSIFICAR LA PARTICIPACIÓN DE LAS FUERZAS ARMADAS NACIONALES EN LA PROTECCIÓN DE LA FLORA NACIONAL.
Realizando actividades como:
A) Incrementar la ilustración del personal en relación
al tema de la protección de los Recursos Naturales renovables.
B) Establecer y desarrollar un VIVERO FORESTAL
CENTRAL y tantos viveros en el interior que permitan acantonamiento.
C) Ejecución de Planes de Reforestación Anual.
D)
Intensificar la actividad de prevención, control y extinción de
incendios forestales.
De forma resumida las misiones contempladas en el capítulo tres con respecto al personal
y a las orientaciones a recibir se
incluye clases y conferencias relacionada con el tema de los recursos naturales
renovables y su conservación así como incluir tanto en las revistas como
boletines publicaciones sobre el tema. Determina que el Vivero central estará
ubicado en la Hacienda Bejarano (vía Cortada del Guayabo, antigua hacienda del
General Juan Vicente Gómez y Propiedad Nacional).
Hace mención
de la creación y establecimiento
de viveros forestales con la capacidad de cultivar especies vegetales en
cantidad suficiente para su propio suministro y en el de otros organismos que participen en la “Operación de siembra
anual”. Además del deber de cooperar con otros viveros en formación y
suministrar especies vegetales a la ciudadanía y colaborar con ella en su
cultivo. Con el paréntesis de comprobar efectivamente el destino dado a las
especies donadas a fin de evitar que se comercie con ellas.
El final de este capítulo tres hace mención de los
planes de reforestación anuales en la cual las comandancias generales dictaran
instrucciones pertinentes sobre áreas a reforestar así como la preparación de
una “orden de operaciones particular” considerando experiencias y resultados de
años anteriores , utilizando flora natural correspondiente a la zona y una vez que ocurra dicha siembra anual
presentar informe contentivo con los siguientes datos: superficie del área
sembrada, especies y número de unidades, personal utilizado, costo de operación
y observaciones; con la salvedad de remitir el informe a la Comandancia General
de la Fuerza que a su vez dará cuenta al Estado Mayor Conjunto del Ministerio
de la Defensa .
En la página 11 hace mención de los esfuerzos a realizar por
parte de las Fuerzas Armadas de
Cooperación y Fuerza Aérea
Venezolana así como las de la
Comandancias de la Marina y del Ejército, quienes acudirán en apoyo cuando las
circunstancias de la misión requieran materia de control y extensión de
incendios forestales con respecto a la misión expuesta.
El
capítulo cuatro concerniente a las disposiciones generales establece
que la coordinación y supervisión de la “OPERACIÓN PITTIER” estará a
cargo de la Tercera División del Estado Mayor Conjunto así como lo no
estipulado en esta directiva será objeto de Ordenes especiales y en el
cumplimiento de esta directiva se evitara
incurrir en gastos extraordinarios y los gastos esencialmente necesarios
lo cubrirán las Comandancias Generales de La Fuerza para lo cual deberán tomar
las correspondientes previsiones presupuestarias.
Hasta aquí lo que corresponde a la descripción de
las directivas para la Operación “Henry Pittier” fechada en octubre de 1961. No
sin hacer mención que fue impresa en la Oficina Técnica del Ministerio de la
Defensa. Con formato de bolsillo y de 13 hojas.
A consideración mi sugerencia de razones históricas
y por el tema de patrimonio institucional ningún
impreso concerniente a la institución armada debe ser comercializado, ni
reposar en bibliotecas particulares o personales si no en los órganos
respectivos, además de sugerir como principios ecológicos de cultura militar
Las seis R que nos enseñan a: Revalorizar nuestro patrimonio, reestructurar lo
necesario, reducir la pérdida de lo aprendido, reutilizar lo asignado, reciclar
sin dañar y redistribuir repartiendo las
nuevas directivas de forma diferente a como se ha hecho o estaba, con la
advertencia digital de no comercializarlas salvo las excepciones pertinentes. Esta entrada fue redactada para acercarnos a
relacionarnos con los impresos militares y a
reflexionar sobre la ecología cultural institucional. La realidad circundante también nos obliga a
leer y a leer no solo en los libros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario