A los fines
de inducir a la lectura de campaña y combinarlo con la recuperación de
información, acerca del tema, los cruentos días por la guerra de independencia,
seleccionamos este artículo del diario el Universal, de Julio Febres
Cordero, de fecha 22 de enero de 1975, que por razones de deterioro del papel
se transcribe para preservar la información de un tópico álgido que incluso
hasta hoy hace leer realidades que no deben volver jamás y que nos han convertido
en un pueblo de paz. La posición histórica de Julio Febres Cordero para con los tiempos
de Guerra a Muerte, coloca a José Tomas Boves, ante la historia como “el hombre
de la guerra muerte a los blancos”. El hombre es lo que él hace, la historia no
perdona. Sigamos leyendo y teniendo conciencia.
Boves
Julio Febres Cordero.
El Universal, 22 de enero de 1975
Es su manía de lanzar calumnias
contra los dirigentes civiles y militares del liberalismo y la federación,
inventó Juan Vicente González. En la biografía de José Félix Ribas. La tesis
falaz de considerar a José Tomas Boves “el primer jefe de la democracia
venezolana” como infinidad de frases que han corrido con fortuna por falta de
reflexión, esta ha sido aceptada por historiadores, sociólogos o políticos de
nombradía.
En los últimos años no han faltado
criollos que se dedicasen a reivindicar al contrabandista asturiano procurando,
incluso, justificar su traición a la causa de la independencia, Boves el
invencible, fue demócrata porque acaudillo las montoneras llaneras contra el mantuano
patriota: repartió las tierras de los mantuanos patriotas, quiso exterminar a los mantuanos patriotas. Y una
novela donde se coloca al contrabandista y bandido con él con el sustantivo que
sirve para designar una gallinácea, lo presenta
candidato a la capitanía general y proclive a la generosidad y al perdón para
con sus enemigos por el amor a una dama ¡Ni el general Bermúdez de Castro fue
tan lejos en sus empeños reivindicativos!
Todo cuanto se conciba por estos
caminos son pasos malos que concluyen en malos pasos. Esas
interpretaciones de Boves obedecen a motivaciones bien definidas. Creen que
falseando la historia en tal forma se afirman las vinculaciones con la
península, aspiran rectificar una historia escrita bajo la pasión antiespañola que forjaron los
padres de la patria. Pretenden escribir historias a lo Dumas o Walter Scott. O
imaginan que están elaborando tesis históricas de carácter democrático en unos
casos, en otros antidemocráticas o antimarxistas. Stalin para justificar su sistema,
busco a través de la historia y el cinematógrafo rehacer la rusa [sic] al revestir a Ivan IV el terrible, sobrino de Ivan III, el terrible
también con las características fundamentales de un dirigente democrático. En
los últimos años no han faltado autores rusos que llevasen al teatro a un
irresponsable Zar Fedor, muñeco de las ambiciones de su cuñado Boris Gudonov,
pintándolo como un príncipe angustiado por la miseria de sus súbditos y su
falta de libertad. Reivindicar a Boves es hacerle el juego a las fuerzas
antipopulares.
Anzoátegui ya en el año 1812 y
Bolívar mediado en 13 habían previsto la terrible insurrección antivenezolana
de que sería teatro el llano. La cual sería aprovechada por Boves en virtud de
ciertas condiciones carismáticas que poseía, Pero la Invencibilidad de Boves es
un mito, porque lo derrotaron en el llano de Barcelona en 1812; Campo ElÍas aniquiló su ejército en la sabana
de Mosquitero en 1813; Mariño le derrotó en Bocachica; Ribas le venció en la
Victoria; Bolívar le hizo frente victoriosamente durante casi un mes en el
campo fortificado de San Mateo y luego del desastre de la Puerta; con más o
menos fortuna pudo conducir una numerosa migración (casi 20.000 personas, de
Caracas hasta Barcelona y Cumaná).
Acaudillar montoneras no revela
ninguna concepción democrática. El cura Merino y Zumalacárregui caudillos
populares españoles fueron ultramontanos y precursores de los requetés. Los
ustachis guerrilleros yugoslavos antihitleristas eran reaccionarios y
antimarxistas. Las metódicas investigaciones del Doctor Germán Carrera Damas
demostraron que Boves no fue ni pudo ser un dirigente agrarista. Que no cabía
en su alma la generosidad lo demostraron las matanzas llevadas a cabo en el
Guárico, en los Valles de Aragua, después de la capitulación de Valencia; en
Caracas a raíz de La Puerta; en Aragua
de Barcelona y en Cumaná después de la batalla de El Salado. Su ejército estaba
formado por mestizos, zambos, o mulatos llaneros; pero los jefes de sus cuerpos
eran exclusivamente españoles peninsulares o isleños. Los criollos no pasaron
de capitanes como el famoso Facundo Mirabal. Y esos mismos llaneros más tarde
encuadrados en los ejército nacionales llegaron a ser jefes de renombre, como
los Infantes, Juan José Rondón, Pedro Camejo, Aramendi.
Finalmente, no es ni puede ser un
caudillo democrático el defensor del sistema absolutista de Fernando VII, del
colonialismo y de la discriminación racista. Cualquier intento de reivindicación de Boves es tarea
antidemocrática, antinacional, antivenezolana.
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