Del
venezolano José Vicente de Abreu Rincones, apureño nacido el 20 de
junio de 1927, y fallecido el 25 de abril de 1987 a sus 59 años de
vida; y con el objetivo de propiciar la lectura histórica para
continuar conociendo realidades circundantes, que no sólo están en
los libros, sino que como colectivo, ya llevamos marcas en nuestro
espíritu nacional, con aprendizajes claros para que no exista
desmemoria ante épocas tan cruentas, es menester seguir dándole a
conocer a los jóvenes que esto sucedió y hay libros que llevan el
valor de documento excepcional, y por muy duro que sean, no debemos
olvidarlos, no sea que los enemigos de la patria quieran hacer
regresar tiempos como aquellos.
Publicada
como quinta edición en 1972 (la primera data de julio de 1964) por
la Editorial Monte Ávila en Caracas – Venezuela, con ilustración
de Mariano Díaz y con formato de Bolsillo, de la serie Biblioteca
Popular El Dorado, la cual contiene en la contraportada o
portadilla la frase: “De la primera edición de este libro se hizo
un solo ejemplar numerado destinado al General (R) Marcos Pérez
Jiménez”, el autor, Abreu desde la contraportada de la Obra Se
llamaba S.N. (Seguridad Nacional) nos adentra en este contenido así:
“...Es un libro escrito por la necesidad misma de contar la
experiencia directa de un hombre en esa Venezuela oculta que se movía
bajo la piel de Venezuela oficialmente feliz y próspera…”
Los
libros siempre en cualquier circunstancia llaman la atención y para
afirmar esta idea e incentivar la lectura tómamos los fragmentos
siguientes:
La
madre era una mujer joven. De tarde sacaba las niñas hasta la
esquina y volvía a la media a la media hora. Economizaba hasta el
último centavo. Ahora veía con horror los destrozos. Las cortinas
en el suelo, la pequeña biblioteca de “Selecciones”, una copa de
un torneo de dominó, las cuatro cosas que reúnen las gentes con el
tiempo. Matute miraba extrañamente a los libros. No los rompía.
Mucho interés le causo un libro de estampas exclusivamente infantil.
Lo hojeaba -fuerte las páginas- con su índice untado en saliva.
Miro a las niñas de reojo y lo guardó en su carpeta. Muy pocos
libros quedaron. Entre los que seleccionaron para llevarse alcance a
ver las ediciones cubanas de las obras Completas de Bolívar y
Martí, varias de Rómulo Gallegos y otras. Todas de fina
encuadernación.
Después
de leer el papel mimeografiado y dejar constancia escrita que “la
visita domiciliaria” se había llevado a cabo con el debido respeto
a la dignidad de las personas, el padre lo firmó.
Matute
sonrió:
Conforme
a los derechos humanos ¿no es así?
Esto
es lo que en la página 28 narra cómo los libros son tomados como
objetos de evidencia en un allanamiento realizado por la policía de
la época llamada Seguridad Nacional, pero no sólo eso y en el
fragmento siguiente, de la página 29 como hacían con un cuadro o
una imagen y cuál era la concepción de por qué lo hacían y en el
último apartamiento “…las paredes casi vacías: un crucifijo y
tres litografías Bolívar, Sucre y Víctor Hugo. Familia Oriental
decía ser familia de Sucre.
Más
adelante el jefe de Policía preguntaba:
-¿Encontraron
algo? - interrogaba Matute.
Movimos
todo… aquí no hay nada…ni muebles - luego al oído: Aquí lo
que hay es hambre…
-Nada
¿y esto? - señalaba con el índice el retrato de Sucre en la
pared. Las mujeres miraron asustadas Sucre era un pariente lejano
según la más vieja.
-Ese
el de las patillas - repitió Matute - ¿ No saben qué es
Ezequiel Zamora, el único general venezolano que se metió a
comunista?
La
vieja se revolvió en el sillón y se persignó asustada.
- ¡Ese también, descuélguelo! Es un escritor ruso muy peligroso -
gruñó indicando el retrato de Víctor Hugo.
La
más joven quería decir algo. Prefirió sonreír mientras se
persignaba. ¿Ruso? ¿Comunista? Y pensar que estaban al lado de
Cristo y Bolívar.
Estos
fragmentos, de diálogos de la página 29 y 30, me han hecho salir de
lo ordinario por la razón suficiente, este libro es considerado un
documento de valor excepcional y como tal su contenido debe ser
promovido por lo no ordinario. Tiempos y libros que aún leemos para
que la mano de la justicia de los tiempos no deje que ocurra jamás.
De hombres que escribieron en otros tiempos y que hoy aún nos hacen
reflexionar.
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