TEMA NUEVO 2014


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lunes, 26 de junio de 2017

Un sistema de identificación del Ejército. (Apuntes de dactiloscopia)


De la Sección Publicaciones Periódicas, seleccionamos la Revista  Policía Militar, Número 1 del año 1, correspondiente al año 1979, titulado: Un sistema de identificación en el Ejército. Elaborado por el Sargento Técnico de Tercera Omar Antonio Pérez Hudson, que contiene de forma sinóptica, antecedentes de la evolución de la dactiloscopia en el Ejército; hace además referencia a los primeros egresados del Curso de la Escuela de Seguridad y un dato clave para la memoria nacional en cuanto al sistema de identificación que se vio fácticamente adoptado y reflejado en la Primera Cédula de Identidad emitida, que data del 03 de noviembre de 1942, y contiene las huellas del General de Brigada Isaías Medina Angarita,
quien centró su desempeño en el ejercicio de la docencia específicamente en el área de Educación Física, gimnasia y castellano, aspecto poco conocido de este Presidente de Venezuela (1941-1945). Las huellas dactilares no son modificables, ni por causa, síntoma o evolución de una enfermedad, ni por la voluntad del sujeto. Un hito en la historia de los Departamentos de Investigación para las funciones de identificación. Seguimos promoviendo lecturas activas, hay que leer y leer de todo.


viernes, 23 de junio de 2017

LOS DERECHOS HUMANOS Y LO EXCEPCIONAL DE LEER. APUNTES


Del venezolano José Vicente de Abreu Rincones, apureño nacido el 20 de junio de 1927, y fallecido el 25 de abril de 1987 a sus 59 años de vida; y con el objetivo de propiciar la lectura histórica para continuar conociendo realidades circundantes, que no sólo están en los libros, sino que como colectivo, ya llevamos marcas en nuestro espíritu nacional, con aprendizajes claros para que no exista desmemoria ante épocas tan cruentas, es menester seguir dándole a conocer a los jóvenes que esto sucedió y hay libros que llevan el valor de documento excepcional, y por muy duro que sean, no debemos olvidarlos, no sea que los enemigos de la patria quieran hacer regresar tiempos como aquellos.
Publicada como quinta edición en 1972 (la primera data de julio de 1964) por la Editorial Monte Ávila en Caracas – Venezuela, con ilustración de Mariano Díaz y con formato de Bolsillo, de la serie Biblioteca Popular El Dorado, la cual contiene en la contraportada o portadilla la frase: “De la primera edición de este libro se hizo un solo ejemplar numerado destinado al General (R) Marcos Pérez Jiménez”, el autor, Abreu desde la contraportada de la Obra Se llamaba S.N. (Seguridad Nacional) nos adentra en este contenido así: “...Es un libro escrito por la necesidad misma de contar la experiencia directa de un hombre en esa Venezuela oculta que se movía bajo la piel de Venezuela oficialmente feliz y próspera…” 
 
Los libros siempre en cualquier circunstancia llaman la atención y para afirmar esta idea e incentivar la lectura tómamos los fragmentos siguientes:
La madre era una mujer joven. De tarde sacaba las niñas hasta la esquina y volvía a la media a la media hora. Economizaba hasta el último centavo. Ahora veía con horror los destrozos. Las cortinas en el suelo, la pequeña biblioteca de “Selecciones”, una copa de un torneo de dominó, las cuatro cosas que reúnen las gentes con el tiempo. Matute miraba extrañamente a los libros. No los rompía. Mucho interés le causo un libro de estampas exclusivamente infantil. Lo hojeaba -fuerte las páginas- con su índice untado en saliva. Miro a las niñas de reojo y lo guardó en su carpeta. Muy pocos libros quedaron. Entre los que seleccionaron para llevarse alcance a ver las ediciones cubanas de las obras Completas de Bolívar y Martí, varias de Rómulo Gallegos y otras. Todas de fina encuadernación.
Después de leer el papel mimeografiado y dejar constancia escrita que “la visita domiciliaria” se había llevado a cabo con el debido respeto a la dignidad de las personas, el padre lo firmó.
Matute sonrió:
Conforme a los derechos humanos ¿no es así?
Esto es lo que en la página 28 narra cómo los libros son tomados como objetos de evidencia en un allanamiento realizado por la policía de la época llamada Seguridad Nacional, pero no sólo eso y en el fragmento siguiente, de la página 29 como hacían con un cuadro o una imagen y cuál era la concepción de por qué lo hacían y en el último apartamiento “…las paredes casi vacías: un crucifijo y tres litografías Bolívar, Sucre y Víctor Hugo. Familia Oriental decía ser familia de Sucre.
Más adelante el jefe de Policía preguntaba:
-¿Encontraron algo? - interrogaba Matute.
Movimos todo… aquí no hay nada…ni muebles - luego al oído: Aquí lo que hay es hambre…
-Nada ¿y esto? - señalaba con el índice el retrato de Sucre en la pared. Las mujeres miraron asustadas Sucre era un pariente lejano según la más vieja.
-Ese el de las patillas - repitió Matute - ¿ No saben qué es Ezequiel Zamora, el único general venezolano que se metió a comunista?
La vieja se revolvió en el sillón y se persignó asustada.
- ¡Ese también, descuélguelo! Es un escritor ruso muy peligroso - gruñó indicando el retrato de Víctor Hugo.
La más joven quería decir algo. Prefirió sonreír mientras se persignaba. ¿Ruso? ¿Comunista? Y pensar que estaban al lado de Cristo y Bolívar.
Estos fragmentos, de diálogos de la página 29 y 30, me han hecho salir de lo ordinario por la razón suficiente, este libro es considerado un documento de valor excepcional y como tal su contenido debe ser promovido por lo no ordinario. Tiempos y libros que aún leemos para que la mano de la justicia de los tiempos no deje que ocurra jamás. De hombres que escribieron en otros tiempos y que hoy aún nos hacen reflexionar.








lunes, 12 de junio de 2017

El sombrero del Libertador Simón Bolívar (de los Simón Bolívar [S.B] a los [S.S]).

Considerando las formas de pensar y de conducirse del venezolano en la época bolivariana y con la intención de propiciar la lectura e inducir al conocimiento de la realidad en campaña de pensamiento o batalla de las ideas, seleccionamos de la Sección de Referencia General del Acervo  Histórico del Ejército Bolivariano, resguardado en la Biblioteca Manuela Sáenz, el tomo 39 de la colección de El Cojo Ilustrado (revista quincenal venezolana publicada entre 1892 y 1915),  impreso y encuadernado por Imprenta Sevillana. S.A (1977) y de ediciones Emar, impreso en España; la publicación número 493. Titulada El Sombrero de Bolívar de Carlos Borges, quien nos narra acerca de cómo fue usado y cuál era su simbolismo en aquella época.
Carlos Borges menciona que:  “…Los triunfos de Bolívar y San Martín devolvieron la esperanza a los veteranos bonapartistas en el café Lemblin del Palais-Royal, los cuales enarbolaron los sombreros que llevaban el nombre del Libertador de Venezuela. Si tanta energía animó a los  compañeros del viejo Lafayette del Coronel Fabvier, de Lord Byron si unos sobre las barricadas de Bastilla, y otros sobre los rotos muros de la ciudades helenas, supieron inspirar un nuevo heroísmo a las muchedumbres descorazonadas debiéronlo a la obstinada valentía de los criollos americanos…”
Este sombrero poseía los atributos  vinculado al heroísmo y triunfo del Libertador Simón Bolívar y quien lo usaba en aquella época se identificaba con él, el mencionado autor los describe así:

     
“… Era  esté un sombrero de alas muy extensas que recordaba el vuelo del cóndor por los libres cielos indianos; estrecho en el centro; de forma elevada armoniosa y soberbia, como el Chimborazo coronado de tempestades; relativamente ligero y, no obstante, fuerte, como hecho  contra el rigor de las campañas tropicales: contra los soles implacables, las torrenciales lluvias, la furia de los vientos. La intemperie de la llanura y la montaña; venda oportuna para el potro cerril desbocado hacia un hondo barranco o las bayonetas enemigas; escudo contra la maraña de la selva agresiva; almohada o tienda en el vigilante campamento…”
La información que nos aporta Carlos Borges con respecto a quiénes lo usaban y por qué  es más esclarecedora aún:
“…Los liberales oprimidos que no pudieron emigrar a América y sumarse a los ejércitos del Libertador, abrieron la guerra de la moda, enarbolando como bandera de protesta el sombrero de Bolívar…”
Y en consecuencia nos relata por quienes era usada esta prenda de vestir así:  
“…Ya para 1819 el sombrero Bolívar  era muy usado en Europa sobre todo en París ¿Quién lo llevo de América? Sin duda alguno de aquellos bravos irlandeses, ingleses y franceses que habían presenciado los prodigios del Héroe que le habían visto en Angostura con la frente iluminada por la visión profética de Casacoima y que más tarde deberían contribuir con su sangre a formar la zona purpúrea de nuestra bandera nacional…”
Asimismo nos refiere en qué lugares se usó: 
“…En los salones en los teatros, en los jardines y los parques de las capitales europeas; arrogante en la rúa… viose por donde quiera aquel sombrero épico y gentil, hecho al laurel y al mirto, a la metralla y  la caricia, a rendir cervices de leones y corazones de mujeres, digno de César y don Juan: terrible como el nido del águila y a la vez propicio cesto á las palomas de Afrodita…”.
Y afirma que :  “Las crónicas galantes de aquellos días lo mencionan a cada paso”.
El autor menciona que se usó este sombrero en la cabeza del poeta inglés Lord Byron (1788-1824), del militar griego Marco Botzáris (1788-182?), del escritor y poeta italiano Silvio Pellico (1789-1854), del tenor italiano Giovanni Battista Rubini (1794-1854) y del poeta, dramaturgo y novelista francés  Victor Marie Hugo (1802-1885), quien en su obra cumbre Los Miserables, Tomo I, que fue auspiciada en Venezuela, por el Ministerio de la Cultura y editada por la Fundación Editorial El Perro y la Rana (2006) con  una impresión para la distribución Gratuita de 500.000 ejemplares, en su página 224, podemos leer lo siguiente:
“…Era el tiempo de las repúblicas de América meridional contra el rey de España, de Bolívar contra Morillo. Los sombreros de alas estrechas eran realistas y se llamaban Morillos; los Liberales llevaban sombreros de alas anchas que se llamaban bolívares…”   
Igualmente, el escritor argentino Jorge Francisco Isidoro Luis Borges Acevedo (1899-1986) afirmó: “…la moda del sombrero Bolívar duro más de cuarenta años con intervalos de decadencia a los que sucedían delirantes resurgimientos. Seguía la curva de la libertad…”
Con  la información histórica del sombrero de Bolívar de Carlos Borges  pretendemos demostrar  que los sombreros, esos objetos que una persona puede ponerse y quitarse fácilmente y de forma visible simbolizan  diferentes formas  de mirar la realidad, y que en tiempos de revolución y ya por ocurrir la primera constituyente del siglo XXI, con bandos enfrentados y la ideología como discurso de control social, se requieren acertadas y consensuadas formas de pensar; por tal motivo, como propiciador de la lectura, no me queda más que sugerir el método de  pensar de los  Seis Sombreros  para pensar (1985), del escritor y psicólogo maltés Edward de Bono (1933), quien establece en su obra, no discutir por discutir ante una toma de decisión tan trascendente, sino emplear 6 vías para tomar una decisión y enfrentar el problema; por ello, extrapolando las enseñanzas del libro a nuestra realidad se sugiere ante esta situación que vivimos hoy: 1). Neutralidad o sangre fría. 2). Pasión 3). Esperanza o buenos deseos. 4). Creatividad 5). Frialdad y 6). Control.
Así aspiramos crear puntos de vista enriquecidos y organizar sin máscaras, las diferentes formas de mirar la realidad en lugar de un intercambio de agravios y condenas,  hoy ante una guerra no convencional altamente simbólica, el Sombrero de Bolívar vuelve con sus alas de libertad a brillar sobre las testas bolivarianas de muchos compatriotas, contra visiones maniqueistas de la realidad y afirmando posturas libertarias.