De la Sección
de revistas y boletines militares, del acervo
de la Biblioteca Manuelas Sáenz inserto este artículo tomado de la revista de las
Fuerzas Armadas pág. 71, numero 260 correspondiente a julio agosto de 1974; para dar a conocer que a pesar
de la fecha los escritos quedan para la historia y las circunstancias actuales muchas veces se
asemejan, por lo que estudiar es ir acorde con la frase de Aristóteles “Todo hombre, por naturaleza, desea saber”. Además
practicar lo sostenido por Miguel de Cervantes donde “La verdad adelgaza y no
quiebra, y siempre anda sobre la mentira como el aceite sobre el agua”. Es mejor
que andar por allí en labores de criticastro destruyendo lo construido sin ni siquiera
reinventar. Lutero fue más incisivo cuando afirmo…La ignorancia es más
peligrosa para un pueblo que las armas del enemigo…”
¿Para qué estudiar?
Alí Bustamante Moratinos
Sabemos por la información pasada
que cuanto es el hombre, no ha sido sino gracias a su inquietud intelectual, la
investigación científica, el estudio y comprensión de los medios, la
utilización racional de los recursos.
La evolución ha seguido una
proyección geométrica. Los logros de los últimos 50 años multiplican a los
alcanzados en los últimos 500 y estos a los que se registran 5.000 años atrás.
La cantidad de información que se genera día a día transforma el pensamiento,
los conceptos, la utilización del medio físico, cultural y tecnológico. Ello despierta natural inquietud, necesidad
de adecuarse al tiempo. La Institución Armada es parte de esa realidad. Ella
fue en los años 30 la organización que recibió el mayor impulso organizativo,
vivió su época de oro y dejó en manos del resto de la humanidad estructuras,
sistemas y experiencias... Herencia de la guerra.
Terminado el estado de necesidad,
las naciones vivieron una larga lucha para consolidar una paz duradera, basada
en el respeto de los derechos humanos, en los acuerdos y tratados
socio-económicos, en una apreciación cierta de la necesidad del equilibrio
internacional.
Se realiza en
nuestros días y en Caracas la III Conferencia del Mar. De ella se prolongarán
los nexos y los derechos de todos sobre sus mares patrimoniales. El hombre
busca la maximización en el logro de los objetivos comunes...La mayor suma de
felicidad, la armonía social y el equilibrio económico. Rara vez la dimensión
del globo vive una circunstancia como esta. Mientras esto ocurre ¿qué pasa en
la Institución Armada . Se ha preparado para esto? ¿Cómo ha planificado esa
preparación? Ha usado sus recursos humanos y sus medios de forma apropiada...?
Tiene conciencia genérica de rol que le toca, en un mundo que sin dejar de
prepararse para la guerra, lucha duramente para consolidar la paz? ¿Estará
preparada para aceptar que su utilización tiende a otras formas de acción en
beneficio de la obtención y explotación de recursos económicos?
Estas y muchas otras preguntas
plantea la inquietud, ante el análisis de lo presente. Algunas de fácil y
escurridiza respuesta, otras en el verbo de los más mesurados y prudentes no deja de generar un estado de
alerta; en otros no dejará observarse un ligero rechazo que pudiera ser la
forma irresponsable de un “dejar hacer...dejar pasar...”
En el seno de la institución, hace
muchos años, surgió una tendencia en los Oficiales, en gran proporción, y
Sub-Oficiales en menor cuantía, de seguir cursos superiores de educación en la
disciplina universitaria. ¿Sus motivaciones? Muchas. ¿Sus metas? Variadas. Su
objetivo inmediato traspasar sus propios estados de conciencia para satisfacer
una “Dicotomía Congnoscitiva” (Sic), un desequilibrio entre el saber real y la
percepción que se recibe del medio. El fenómeno no dejó de originar polémicas y
encontradas opiniones, ideas, prejuicios y de todo ello se observaron como
corolario, la mezquindad, el egoísmo en una amalgama de comprensión y
expectativa. Se pensó primero que esos profesionales, logrado su objetivo, se
irían de baja. Eso no ocurrió en términos generales. Que el comunismo de las
masas estudiantiles lo llevarían al medio militar. Eso tampoco ha ocurrido. Que se dedicarían
mucho a sus estudios en detrimento del Servicio. Aquí está el meollo del
asunto. Lo primero y lo segundo, el tiempo lo desvirtuó. Esta última inquietud
es la relativa y la más peligrosa: depende de muchas variables: unas de la
responsabilidad del hombre y de la buena conducción de sus jefes; otras, no
dependientes, circunstancias propias de la personalidad y de la relación entre
la carrera que se estudie y el trabajo que se desempeña y la última, variable
aleatoria, depende de la relación entre el superior, su concepción humana, sus
principios, su capacidad de mando y la forma de comportarse el subalterno.
Todo objetivo se define porque tiene
en su esencia alguna barrera y muchas dificultades. Comprender, evaluar
justamente y tomar decisiones efectivas y apropiadas en parte del arte de
dirigir. Cuando una actividad genérica, como concurrir al aula universitaria
origina progreso individual, también lo proyecta al medio porque la suma de las
partes concurre al ambiente, y es útil. Apartar un poco la pequeña mezquindad y
el mal entendido, no sólo abrirá el paso a una corriente positiva y saludable,
sino que convocaría al estudio racional de la problemática y permitiría
canalizar, orientar y consolidar doctrinas más ajustadas a la realidad cultural
del momento.
Recordar que lo más importante de la
organización es el hombre. Permite visualizar que la mayor suma de bienestar,
armonía y ordenamiento de las motivaciones
que lo impulsan, es una de las funciones del mando y el camino cierto a
obtener metas de evolución institucional.
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